GOZAR DE LOS BUENOS MOMENTOS QUE LA VIDA NOS REGALA.

Apreciados lectores de Contacto Marista. Tenemos que aprender a gozar de los pequeños momentos de felicidad que la vida nos ofrece, aparentemente insignificantes y sencillos.

En la vida de familia, en el trabajo o el estudio, las relaciones, las diversiones…, hemos visto como van apareciendo oportunidades que no hay que dejar pasar de largo si se aspira a ser felices. Aprovechar cada momento y vivir intensamente el presente gozándolo.

A veces no es tanto hacer determinadas cosas que nos satisfagan como disfrutar de lo que tenemos que hacer. Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías aguardando la gran felicidad. Alguien ha dicho que la felicidad no se la puede perseguir de forma directa. Podemos buscar casi todo lo demás: conocimiento, comida…, pero no la felicidad. La felicidad se consigue haciendo “otra cosa”. Y ahí está la capacidad de disfrutar del momento presente y de lo que nos ofrece.

Cuando esperamos que la felicidad aparezca de una manera grandiosa probablemente nunca llegue y habremos perdido el tiempo esperando y dejando escapar vivencias de felicidad que cada día aparecen a nuestro lado.

Ver crecer a los hijos, compartir con la persona amada, escuchar a nuestros mayores, tener pequeños proyectos y grandes ilusiones, gozar de la consideración de los compañeros de trabajo, aprobar cada curso con la esperanza de estudiar aquello que soñamos como proyecto de realización profesional.

En definitiva, para poder disfrutar de cada momento hay que querer lo que uno hace, no tanto hacer lo que uno quiere. Hay que estar con todos los sentidos, viviendo ese momento, sin pensar o soñar con lo que vendrá después.

Hay que tener proyectos y esperanzas en el futuro, pero muy conscientes de lo que tenemos entre manos ahora, pues es en definitiva lo único que tenemos.

“La dicha de la vida consiste
en tener siempre algo que hacer,
alquien a quien amar
y algunas cosas que esperar”.
(Chalmer)