Reflexión en el ISM en torno a los marginados: especialmente los de hoy
Jornada de reflexión de Jueves Santo reunió al personal del Instituto San Martín en un retiro al que invitó la dirección del colegio y la coordinación de Evangelización Explícita.
El encuentro reunió en pequeñas comunidades a quienes desarrollan diariamente su servicio en el instituto: allí juntos estuvieron hermanos, directivos, auxiliares, profesores y administrativos para hilvanar - en franco diálogo- una explicación o interpretación frente a los Marginados, definidos como el “poner o dejar a una persona o grupo en condiciones sociales, políticas o legales de inferioridad” (RAE, 2017).
La exégesis condujo a revelar que los signos de marginación pueden ser fácilmente reconocibles en numerosos individuos y contextos: el drogadicto, el portador de VIH, el homosexual, el lisiado, el inmigrante, entre otros. Signos de apatía, lejanía y exclusión que muchos habitantes de una sociedad mayoritariamente egocentrista prefieren rehuir ver en vez de reconocerles en sus necesidades y demandas.
La experiencia de Jesús en su época puede ser muy clarificadora hoy: Él acogió a los publicanos o cobradores de impuestos considerados ladrones y usureros; las mujeres y su rol dependiente del hombre y a las que el Mesías devuelve dignidad en trato y consideración; los niños que en dicha época no eran sujetos de atención y a los que Cristo destaca; los enfermos a quienes amparó con compasión. Múltiples ejemplos que han quedado plasmados en numerosos pasajes de una historia sobre la vida, doctrina y milagros de Jesucristo contenida en cuatro relatos del Nuevo Testamento y que demandan su relectura en nuestro presente.
Los sin techo, los discapacitados, los ancianos, los extranjeros; tantos sujetos objetos de marginación permanente. Atisbos de cambios se podrían reconocer en iniciativas legales o campañas altruistas pero que inexorablemente conducen al cuestionamiento de si acaso ello será suficiente.
La marginación no refiere exclusivamente a lograr acceder a un mejor bienestar económico sino que al valor intrínseco que se le asigna a la persona que se tiene enfrente.
Necesario ha sido rescatar en la reflexión de los maristas del ISM la cita de Mateo (11-19) “¡Mirad a ese Jesús, que es amigo de publicanos y de pecadores!” un ministerio mandante que a través de sencillos gestos hizo rodearse y mezclarse con los outsiders de su época a quienes ayudó, defendió y amó.
O el diálogo entre Jesús y la mujer de Samaria, un contraste de acción entre un judío y una samaritana, habitante de un territorio considerado entonces como “extranjero” y que separaba a Judea de Galilea; pueblos hostiles e irreconciliables entre sí y donde Jesús en ese acto derriba rencores allegando cercanía ante el pozo que Juan (4:11-12) certeramente llamó el “pozo de agua viva”.
Un regalo que fue compartido al final de la Jornada en un punto que aunó a todos los participantes que en silencio percibieron el rumor del agua fresca y cristalina que luego cada uno extrajo en pequeños recipientes como acto simbólico para saciar la sed del espíritu; renovarse, crecer en lo más íntimo dando pasos para acoger y entender al otro: más bondadosos, pacientes...más tolerantes.