Alberto Hurtado, ingresó al colegio san Ignacio, perteneciente a la Compañía de Jesús, el año 1908. Su vida estuvo ligada a defender los derechos y ayudar, fundamentalmente, a los pobres de la sociedad chilena de la época.

Se ha sostenido por diversos biógrafos que en su conciencia social, jugó un importante papel su director espiritual, el jesuita Fernando Vives, pionero en el tema de la responsabilidad social del católico.

Estudió derecho en la Pontificia Universidad Católica de Chile (P.U.C.) en 1918 para posteriormente elaborar su tesis para optar al título de abogado con el tema «trabajo a domicilio», donde mostró la situación y las malas condiciones en que las costureras efectuaban sus labores.

Militó en el Partido Conservador y también ingresó en el ejército. Fue más poderosa su vocación religiosa que le llevó a ingresar a la orden Jesuita el 14 de Agosto de 1923. Estuvo en diversos países recibiendo su formación religiosa retornando en 1936 para dedicarse al trabajo docente en el colegio san Ignacio y en la P.U.C.

Hacia 1941 fue nombrado asesor de la Acción católica juvenil de la arquidiócesis de Santiago, cargo en el cual trabajaría con el obispo de Talca, Monseñor Manuel Larraín Errázuriz, quien fue compañero suyo en el San Ignacio. El dinamismo y entusiasmo que le entregó a este grupo permitió que, en tres años, fuese ampliado al resto del país y que sus integrantes aumentaran de 1500 a 12 000 y sus centros, de 60 a 600.

Entre muchas acciones, se le recuerda como el artífice de la creación del Hogar de Cristo, tarea que coronó al colocar la primera piedra de la construcción de la sede principal en Santiago hacia fines de 1944.

Hombre idealista y múltiple creó la revista “Mensaje” (1951); publicó diversos libros. Falleció a los 51 años producto de un cáncer de páncreas un 18 de Agosto de 1952.

El gobierno chileno declaró esa fecha como el «Día de la solidaridad» y, desde su beatificación en 1994, el calendario litúrgico y el santoral de la Iglesia católica recuerdan su memoria ese mismo día, aniversario de su muerte.

Fue beatificado el 16 de octubre de 1994 por el Papa Juan Pablo II y, más tarde, el 23 de octubre de 2005 fue canonizado por Benedicto XVI.

Este mes de Agosto que ya casi expira, honra la memoria de este prohombre cuya cercanía, dedicación y trabajo estuvo dedicada a sus muy queridos y predilectos “patroncitos”.

Texto: Profesor Francisco Contreras Robles.