Numerosos apoderados se reunieron el Viernes Santo por la mañana para seguir la guía del Hermano Ángel Gutiérrez en una intensa jornada de reflexión.
A pesar de ser una mañana fría y lluviosa, entusiastas papás y mamás dispusieron de un tiempo enriquecedor para contemplar la cruz como ícono iluminador de la resurrección. El mensaje de la pastoral familiar marista: "llamados a ser brazos y piernas de Cristo para construir un mundo nuevo" ha de ser el impulso que movilice a los apoderados para asumir nuevos y renovados compromisos como artífices fundamentales del núcleo familiar que lideran; lo dicho, de cara a los cada vez nuevos desafíos que enfrenta la familia en su tarea de educar a sus hijos e hijas en estos tiempos.
Las cálidas palabras del Hermano Ángel rescataron desde la perspectiva marista la m irada de un Cristo, el hijo de Dios, hecho hombre y que mira hacia el horizonte del mundo, escruta los signos de los tiempos, lucha y se esfuerza con ímpetu por llevar al cabo la tarea encomendada.
Por la tarde, el via crucis congregó nuevamente a la feligresía marista, siguiendo los pasos de una tradicional conmemoración del mundo cristiano.