La liturgia, a cargo del Padre Francisco Cartes, apeló a la comunidad presente a volver a los inicios para ser más simples y más sencillos. Abandonar el creer que somos dueños del mundo y volver la mirada sobre “Jesucristo, quien nos demostró que Dios se manifiesta de diversos modos”. A reglón seguido, el capellán señaló que “para eso hay que creer.” Luego agregó que “creer en Dios es un acto de amor. A Dios no se le enseña; a Dios se le vive”. Cerró su intervención manifestando que “Marcelino fue mucho más inteligente que cada uno de nosotros porque él se abandonó en los brazos de Dios y María”, de esa manera construyó la congregación que perdura hasta hoy. Un llamado especial realizó también nuestra rectora, Sra. Marcela Hormazábal, hacia los alumnos de los cuartos medios para tener a Marcelino como modelo: “un hombre que supo responder a su época y que siempre tuvo a María a su lado y supo encarnar un espíritu dinámico, atento y alerta a las necesidades de la gente”. Continuó señalando que, ese mensaje deben hacerlo suyo nuestras nuevas generaciones para enfrentar “los tiempos de cambios – que vivió Champagnat en su época- y que hoy continúan agitándose en nuestra nueva centuria. Los Hermanos hicieron entrega de sendos paquetes de regalo para cada curso con los tradicionales caramelos con que se celebra la Pascua de Marcelino.

Por otra parte, los primeros pasos dados en Francia; L´Hermitage; La Vallá y muchos más; así como el Instituto San Martín (ISM) y su historia; el pasado, el presente y el futuro del ISM y un largo etcétera constituyeron los momentos en los cuales los alumnos haciendo uso de sus dotes histriónicas; relatores y,  fundamentalmente, actores recrearon segmentos de la experiencia formativa de Marcelino y su huella que se extiende por todos los rincones del orbe en el siglo XXI. Intertanto, los alumnos de los cursos más pequeños se deleitaban con el concurso de conocimientos sobre Champagnat y su vida.

Una hermosa jornada con matices y tintes diversos que no pasó desapercibida.