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Marcelino Champagnat: Padre de Hermanos
Por
Instituto San Martín .
Publicado:
10 Junio 2009
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Federico Andrés Carpintero Lozano es un Hermano Marista joven, observador del mundo, de sus maravillas y dolores, admirador de todo tipo de expresión artística y humana.


Escribe mucho, aunque sabe que sólo importa la palabra que se encarna en el corazón de las personas, la palabra que se hace vida. En estos días estoy leyendo su libro, “Padre de Hermanos”, que me ha iluminado el rostro siempre vivo de Marcelino Champagnat. Así responde a la pregunta, ¿Quién es Marcelino: “Marcelino Champagnat es un hombre que hizo la experiencia de Dios viviendo el Evangelio como María”.

Marcelino se vio en los ojos de Dios. Y vio a Dios en los ojos de los niños.

Conoció en el sufrimiento y las necesidades del mundo que le rodeaba, cuál era la voluntad de Dios.

Todas sus energías las empleó en crear una comunidad de religiosos para “llevar las almas a Jesús por María”.

Marcelino cree en los hombres. Cree en la bondad de los niños. Exigente y serio, es también amable, alegre y tierno.

Marcelino es un hombre fuerte por su total confianza en Dios y en el amor maternal de María.

Vivió con sus Hermanos. Compartió con ellos oración, trabajo, dolores y esperanzas. Era bueno. Sembró las violetas que se reparten de tres en tres por el mundo.

Con sus manos levantó casas y escuelas. Y cuando se fue de esta tierra, a los cincuenta y un años, sus manos estaban llenas.

Marcelino: hombre de pies a cabeza. Hombre de Dios, Padre de Hermanos. Sencillo, libre, decidido y obediente. Desde su tiempo aún se oye su voz. Y retumba su vida en mil corazones. Todos los que le conocen saben que ama a María. También ama a los niños. Dejó a los suyos viviendo en familia (como la de Nazaret), con una labor apasionante: la educación de los niños y de los jóvenes.

Marcelino sabía llegar a lo más hondo de las personas, y se hacía querer. Algunos le criticaron o no le comprendieron; para otros fue un hombre admirable, lleno de fe, honrado… un santo.

Marcelino pasó por la vida y dejó plantado y florecido algo muy bello. Un día 6 de junio de 1840 le llamó una voz eterna… le llamó Dios… y se fue… y está…

Marcelino hoy está
en tu respuesta de amor.
Marcelino vive en ti,
¡Tú serás hoy Champagnat!

Queridos integrantes y amigos de la familia Marista: Seamos hermanos de todos, sembradores de evangelio y de paz, testigos fieles y servidores, solidarios y defensores de la verdad.

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