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A veces resulta difícil responder a las preguntas de los hijos
Por
Instituto San Martín .
Publicado:
27 Abril 2009
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Son varias las personas que leen mis artículos de CONTACTO MARISTA que me han comentado positivamente sobre la temática: "CÓMO HABLAR DE DIOS A LOS HIJOS.


Queriendo ayudar a los papás en tan importante tarea, hoy compartiré con ustedes, amigos lectores, el testimonio de María Aurora y Joaquín, padres de Carmen de 10 años y Alfredo de 11 años. Esto es lo que nos dicen:

Dios sale a nuestro encuentro en muchos momentos, generalmente por sorpresa, cuando vamos por la calle con nuestros hijos o están viendo la tele y algo les llama la atención, o salimos de misa y algo no entendieron. Los padres tenemos que estar atentos para responder a sus preguntas. Las noches, antes de que se acuesten los niños, es un momento especial para nosotros. Solemos conversar un ratito los cuatro sobre cómo nos fue en el día y damos gracias a Dios por habernos regalado una jornada más y le pedimos que nos deje ver el día siguiente.

Hablando con nuestros hijos, descubrimos que les interesa mucho saber cómo Dios fue capaz de crear el mundo y realizar milagros. Otra cosa que les llama muchísimo la atención es que Dios dejara morir a su Hijo para salvar a los hombres. Dicen que si ellos estuvieran en su lugar no lo hubieran hecho. Como papás intentamos transmitir a nuestros hijos una manera de vivir en la que predomine el respeto a la vida, a la familia, a los padres y a los mayores. Que sean conscientes de que un hijo es un don de Dios y no una adquisición de los padres o algo que imponen la costumbre y la sociedad.

Hay otros valores que también nos parecen importantes como la lealtad a los amigos y a la familia, la sinceridad con ellos y con todo el mundo y la responsabilidad ante la vida y ante Dios, que nos ha traído al mundo para cumplir una misión. Queremos que sepan que Dios siempre estará a su lado para lo bueno y lo menos bueno porque su fidelidad es eterna. Esto tratamos de vivirlo en casa, todos juntos, para que no haya contradicciones entre lo que, teóricamente, queremos y lo que vivimos.

Intentamos responder a todas las preguntas que nos hacen los hijos y, en la medida en que sabemos, les explicamos las cosas de forma que las pueda entender, aunque a veces resulta difícil. El ambiente de confianza que hay en casa nos facilita mucho las cosas.

En nuestra casa, Dios es de la familia porque está presente en todo lo que hacemos. Lo que nos interesa es que nuestros hijos tengan la experiencia personal de que Dios les quiere como son.

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