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El Amor es el Mejor Lenguaje para Hablar de Dios a los Hijos
Por
Instituto San Martín .
Publicado:
23 Marzo 2009
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Continuando con el tema iniciado el domingo pasado, hoy compartiré con ustedes, amigos lectores, el testimonio de un matrimonio de mi colegio, Instituto San Martín de Curicó, que tiene una hija de 8 años en tercero Básico.
Esto es lo que me comunicaron:

“El nacimiento de nuestra hija, María Antonieta, nos llenó de alegría y gratitud a Dios por tan hermoso regalo.

¿Que cómo le hablamos de Dios a una niña tan pequeña Estamos convencidos de que el mejor lenguaje para hablar de Dios es el amor porque EL es amor. Cuando amamos a un niño y él se siente amado, lo estamos preparando para amar a los demás y para sentir que Dios también le ama.

Desde que nuestra hija era pequeñita, rezamos con ella. Al acostarse, pedía a Jesús por papá y mamá, por sus abuelitos, sus amigos, los niños de todo el mundo. Tampoco falta el “ángel de mi guarda, dulce compañía…” ni el beso a los papás, a Jesús y a la Virgen. María Antonieta tiene en su dormitorio una imagen de la Virgen María y después de darle un beso, la guarda en una caja para que también ella duerma. ¡Cosas de niños que a la Virgen le harán sonreír!

Hace dos años murieron dos de sus abuelos, a los que quería mucho. Esta circunstancia nos ha servido para hablarle del cielo, donde están ahora, y desde allí nos ven y nos cuidan. Muchas veces miraba al cielo y decía: “Ahí están los abuelitos mirándonos pero yo no los veo”.

La llevamos a misa con nosotros para que vea que tenemos otra familia, la familia de Jesús, con la que nos encontramos los domingos por la mañana. Nos reunimos en la casa de Jesús, cantamos, rezamos y EL nos da un pan especial…

Queremos enseñarle a nuestra hija el lenguaje de la solidaridad para que hable con Dios. Este idioma lo practicamos a la hora de bendecir la mesa, recordando a las personas que no tienen comida ni tantas cosas como nosotros y, por tanto, tenemos que compartir con ellos lo que nosotros tenemos.

Estamos conscientes que a través de nuestra hija, de sus caricias, sus alegrías y sus preguntas, Dios nos habla a los padres y debemos estar muy atentos para escuchar lo que nos vaya diciendo. Esto produce en nosotros, sentimientos de alegría y agradecimiento, pero también de responsabilidad para que seamos capaces de responder al proyecto que Dios tiene para nuestra familia”.

Ojala aprovechen el domingo, día del Señor, para hablar en familia de Dios.

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