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Terceros Medios Viviendo la Inserción Rural
Por
Instituto San Martín .
Publicado:
10 Noviembre 2009
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Entre los días 26 y 31 de octubre, los alumnos de los terceros medios del Instituto San Martín tuvieron la oportunidad de participar en la experiencia de Inserción Rural que, año tras año, programa la coordinación de pastoral del establecimiento.


Distribuidos en las localidades de Huelón, Calpún, Paraguay y Docamávida, los y las jóvenes compartieron la vida diaria de familias de la zona, conocieron de cerca sus preocupaciones, alegrías y tristezas, y prestaron más de algún servicio comunitario. Emplazados en la zona costera de Curicó, cercanas a las ciudades de Curepto y Licantén, estos “caseríos” cuentan con una población conformada mayoritariamente por personas de la tercera edad que subsisten de pequeñas labores agrícolas; los pocos niños existentes en la zona, suelen estudiar en las escuelas públicas disponibles en cada una de ellas.

En total, fueron más de 100 jóvenes maristas los que vivieron una experiencia que, sin duda, marcará sus vidas, no sólo por la acogida y el cariño experimentado en el seno de cada familia, sino también por las diversas necesidades personales y comunitarias que despertaron de alguna forma su conciencia social y compromiso con la justicia. El trabajo directo en las escuelas locales les permitió palpar de cerca la inequidad educativa de nuestro país; la carencia de servicios básicos y la dureza de la vida diaria que muchos palparon en carne propia les ayudó a tomar conciencia del abandono de las zonas rurales.

Las lágrimas derramadas en la despedida final y la promesa de seguir en contacto fue la culminación de un vínculo que, en muchos casos, se mantendrá a lo largo de los años.

Reproducimos el texto escrito por el alumno Nicolás Asenjo Muñoz de 3º Medio C en la Eucaristía Realizada en Calpún. La vida siembra las oportunidades y solo el hombre sabio las cosecha para alimentarse. El arado de este proyecto fue arduo, muchos hombres y mujeres prepararon la tierra para que nosotros, no exentos de nerviosismo, viviéramos esta semana de trabajo.

La virtud y la rectitud, la pereza y la probidad pasaron a segundo plano esta semana, nadie las esperó de ti para este proyecto. Solo se esperaba que tu corazón se impregnara con el aroma de la simpleza, que tu conciencia se remeciera con la paz que brinda el campo, que tus sentidos se revolucionaran con el silencio y la belleza de lo natural. La simpleza del campo es lo que buscamos, lo que necesitamos en nuestros corazones para realmente formar “un mundo nuevo”.Tenemos que llevar y entender, tal como aquí ocurre, que cada uno de nosotros necesita a aquél que está a su lado, y que de una u otra forma, llevara a cada uno de nosotros a ser mas humano, mas afectuoso con quien te rodea y mas conciente de tus limitaciones, reconociéndote manso y humilde. Es de esperar que esta semana haya calado hondo en tu corazón y tu conciencia, adelgazando la gruesa coraza de tu alma. Ojalá recuerdes, en cada momento de tu vida, en cada decisión de tu futuro, aquella familia que en una encajonada y montañosa región de la costa, abrió las puertas de su hogar, durante una semana, para amarte y cuidarte, por el solo hecho de ser quién eres.

De Curicó vinimos con una maleta cargada de ropa y algunos alimentos, hoy regresamos con nuestros corazones cargados de experiencias y situaciones, pensamientos y momentos que reconfortaran nuestra veloz vida.    

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