Entre los días 26 y
31 de octubre, los alumnos de los terceros medios del Instituto San
Martín tuvieron la oportunidad de participar en la experiencia de
Inserción Rural que, año tras año, programa la coordinación de
pastoral del establecimiento.
Distribuidos en las localidades de Huelón, Calpún, Paraguay
y Docamávida, los y las jóvenes compartieron la vida diaria de
familias de la zona, conocieron de cerca sus preocupaciones,
alegrías y tristezas, y prestaron más de algún servicio comunitario.
Emplazados en la zona costera de Curicó, cercanas a las ciudades de
Curepto y Licantén, estos caseríos cuentan con una población
conformada mayoritariamente por personas de la tercera edad que
subsisten de pequeñas labores agrícolas; los pocos niños existentes
en la zona, suelen estudiar en las escuelas públicas disponibles en
cada una de ellas.
En total, fueron más de 100 jóvenes maristas los que vivieron una
experiencia que, sin duda, marcará sus vidas, no sólo por la acogida
y el cariño experimentado en el seno de cada familia, sino también
por las diversas necesidades personales y comunitarias que
despertaron de alguna forma su conciencia social y compromiso con la
justicia.
El trabajo directo en las escuelas locales les permitió palpar de
cerca la inequidad educativa de nuestro país; la carencia de
servicios básicos y la dureza de la vida diaria que muchos palparon
en carne propia les ayudó a tomar conciencia del abandono de las
zonas rurales.
Las lágrimas derramadas en la despedida final y la promesa de seguir
en contacto fue la culminación de un vínculo que, en muchos casos,
se mantendrá a lo largo de los años.
Reproducimos el texto escrito por el alumno Nicolás Asenjo Muñoz de
3º Medio C en la Eucaristía Realizada en Calpún.
La vida siembra las oportunidades y solo el hombre sabio las cosecha
para alimentarse. El arado de este proyecto fue arduo, muchos
hombres y mujeres prepararon la tierra para que nosotros, no exentos
de nerviosismo, viviéramos esta semana de trabajo.
La virtud y la rectitud, la pereza y la probidad pasaron a segundo
plano esta semana, nadie las esperó de ti para este proyecto. Solo
se esperaba que tu corazón se impregnara con el aroma de la
simpleza, que tu conciencia se remeciera con la paz que brinda el
campo, que tus sentidos se revolucionaran con el silencio y la
belleza de lo natural.
La simpleza del campo es lo que buscamos, lo que
necesitamos en nuestros corazones para realmente formar un mundo
nuevo.Tenemos que llevar y entender, tal como aquí ocurre, que cada
uno de nosotros necesita a aquél que está a su lado, y que de una u
otra forma, llevara a cada uno de nosotros a ser mas humano, mas
afectuoso con quien te rodea y mas conciente de tus limitaciones,
reconociéndote manso y humilde.
Es de esperar que esta semana haya calado hondo
en tu corazón y tu conciencia, adelgazando la gruesa coraza de
tu alma. Ojalá recuerdes, en cada momento de tu vida, en cada
decisión de tu futuro, aquella familia que en una encajonada y
montañosa región de la costa, abrió las puertas de su hogar,
durante una semana, para amarte y cuidarte, por el solo hecho de
ser quién eres.
De Curicó vinimos con una maleta cargada de ropa y algunos
alimentos, hoy regresamos con nuestros corazones cargados de
experiencias y situaciones, pensamientos y momentos que
reconfortaran nuestra veloz vida.