Seguir una cuarentena preventiva implica salir de la casa sólo cuando sea estrictamente necesario y tomando las precauciones necesarias.

Sin embargo, la situación puede llegar a superar a más de alguien durante estos forzados días de aislamiento social. Su consecuencia es el estrés. El origen de esta palabra es el anglicismo “stress”.

Los especialistas señalan que desde un punto de vista biológico – fisiológico se caracteriza por un notorio agotamiento del sistema físico que suele manifestarse en cansancio, insomnio, decaimiento. También puede observarse inapetencia, tensión muscular voluntaria o involuntaria, trastornos digestivos, pérdida de la apetencia sexual, cefaleas.

Desde la perspectiva sicológica hay alteraciones del humor, irritabilidad, pérdida de la concentración y memoria de corto alcance, bajos niveles de atención, dificultad de resolución y discriminación, tendencia a la desconfianza, temor y pánico. Todas variables que son antesala de la depresión.

El estrés alude a una constante tensión. Ella permanece en el tiempo ante una amenaza o problema no resuelto. Es un problema serio para una sociedad inmersa en la asertividad, aquella que promueve el exitismo, poder o prestigio (social o económico). Definitivamente quien se estresa necesita descanso, relajo.

Tanto niños como los adultos se pueden estresar. Enfrentar esos estresores (estímulos, condiciones o situaciones que generan estrés) es en sí un gran logro.

Hay algunas sencillas estrategias para sobrellevarlas de buena manera en este tiempo de cuarentena. Aquí van algunos ejemplos.

CON LOS NIÑOS.

Ejecutar actividades estructuradas y de corta duración que permitan desarrollar su creatividad.
Ordenar las actividades dirigidas con estímulos durante la mañana y espacios más libres para que jueguen en la tarde.
Cocinar con ellos y fomentar la alimentación saludable.
Enseñar el cuidado del medio ambiente (a través de la jardinería o el reciclaje de los desechos).

CON LOS ADULTOS.

Establecer una rutina de trabajo.
Mantener horarios de alimentación saludable.
Agregar la actividad física en el hogar en la mañana o en la tarde.
Comunicarse con familiares y amigos usando las redes sociales (WhatSapp, Google, Meet, Facebook, etcétera).

Los especialistas concuerdan que cuando hay niños en el hogar, cobra importancia definir – si el espacio lo permite- recintos separados. Los adultos podrán desarrollar el teletrabajo u otras actividades con mayor concentración.

Regalarse espacios para la lectura, para ver alguna buena película, para conversar y hacer cosas que, comúnmente se dejan de lado por falta de tiempo. Es la instancia para compartir el tiempo en familia.

Y, por último, evite la sobre exposición sobre el tema de la pandemia. Informarse sí, pero no sobreabundar con noticias alarmistas. El mundo no es sólo Coronavirus.