Distintas actividades matizaron la merecida celebración con que se recordó el importante rol de educadores que cumplen los profesores y profesoras del Instituto San Martín. Una tarea que va mucho más allá de la labor de enseñar una asignatura y que, muchas veces, no se reconoce ni se aprecia en su sentido y profundo significado.
El jueves 11 de octubre, el centro de alumnos (CAIS) homenajeó a los educadores presentes esa mañana con un desayuno en el casino del colegio. Por la noche, el Centro de Padres de nuestro instituto agasajó con un ágape a los maestros maristas.
Un cambio de actividades programado para el viernes 12 convocó a los docentes para reunirse en una jornada de reflexión sobre los alcances de nuestra tarea para posteriormente compartir un almuerzo en las cercanías de nuestra ciudad. La primera actividad -sencilla y significativa realizada en la capilla- fue organiza por la pastoral del colegio.
Las palabras del rector del ISM, Sr.Jaime Inostroza Marín fueron destacando el sentido de este día y que, en el pasado, un preclaro Marcelino Champagnat fue capaz de dejar en un mensaje a cada profesor:
“Mi querido educador,
Estoy muy ansioso de saber noticias suyas, pero a la vez estoy muy contento al saber que es parte de los que quieren seguir mi legado, dando a conocer a Jesucristo y haciéndolo amar, siendo partícipes de esta misión.
Sé también que tiene un buen número de niños; tendrá por lo tanto buena cantidad de copias de sus virtudes, pues sus niños y jóvenes se forman tomándolo como modelo, ordenan su conducta siguiendo su ejemplo.
¡Qué relevante y sublime es su vocación! Está continuamente con quienes hacen las delicias de Jesucristo (…) Cada día diga a sus niños y jóvenes que Jesús y María los aman mucho a todos: a los que son buenos, solidarios, estudiosos, esforzados, cariñosos; y a quienes no lo son todavía, aquellos inquietos, irresponsables, contestadores, que tienen dificultades de atención, carentes de afectos, porque llegarán a serlo, gracias a su esfuerzo y dedicación.”
Un mensaje actual que se mantiene de manera constante en la mira de cada educador marista. Una tarea hermosa, gratificante, silenciosa y vívida que merece cada día ser reconocida y valorada por estudiantes, padres, apoderados y comunidad en general.
Texto y fotografía : Prof. Francisco Contreras