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Felipe Cubillos: un empresario que se mueve
Por
Instituto San Martín .
Publicado:
18 Agosto 2010
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Su experiencia en torno a la tragedia del 27 de Febrero pasado compartió el empresario, navegante y filántropo Felipe Cubillos frente a una ávida concurrencia conformada por un centenar de alumnos representantes de los Centros de Alumnos Maristas que se dieron cita en el ISM.
Esta fue la tercera charla que recibieron los estudiantes durante el XII Congreso celebrado en Curicó y permitió conocer de primera fuente a una persona que ha dedicado gran parte de su tiempo para reconstruir esperanzas en el litoral de la séptima y octava regiones afectadas por el terremoto y tsunami del 27/F.

Para el promotor de "Desafío Levantemos Chile" la clave está en la autogestión, contar con la iniciativa para hacer las cosas y no esperar que otros te muevan o te vengan a ayudar. Esto ha permitido, por ejemplo, que el "Desafío Levantemos Chile" inaugure más Hogares de ancianos, más escuelas, más centros comunitarios que lo que fue en un comienzo.

"Nos organizamos con un esquema muy de emprendedores quienes tienen un sueño, arman equipos y se ponen a trabajar; entremedio reunimos los recursos que necesitamos para trabajar". Luego amplió esta idea: "todo emprendimiento exitoso requiere estar cerca de la gente; en cualquier línea, en la política, en la empresa, en la religión, en la solidaridad si no estamos cerca de la gente no vamos a saber responder y no vamos a tener sintonía con lo que la gente necesita".

También señaló Cubillos que "soy un acérrimo enemigo de las soluciones que vienen desde la cúspide (…) cuyo ejemplo clásico es el problema del Transantiago; decisiones tomadas desde la cúspide olvidándose de la gente". Por lo tanto, continuó señalando, "el desafío es como uno va construyendo equipo (...) porque al final del día, todo tiene que ver con tener un sueño potente a largo plazo y ojalá con resultados concretos en el corto plazo. Si no tenemos resultados en el corto plazo vamos a quedar como soñadores (...) y por lo tanto para nosotros era súper importante que la escuela de Iloca fuera un icono de la reconstrucción en un lugar donde reinaba la confusión, con gente que no sabía qué hacer, se encontrase de un día para otro con una escuela preciosa en la mitad de los escombros".
 
Distintivo fue el momento cuando Felipe Cubillos se dirigió al corazón de los presentes planteando de manera reflexiva: "me encanta navegar de noche, lo cual es precioso ya que se ven las estrellas, se ven las puntas de las olas brillar (...) y quiero decirles que en las noches, sólo de noche brillan las estrellas y cuando está la luna llena ésta no deja ver las estrellas y están allí; entonces quiero decirles que cuando hay crisis como la que estamos viviendo, en la noche aparecen las estrellas que posiblemente nunca vimos cuando estaba el sol; o a veces cuando la luna marca su presencia tan fuertemente opaca a muchas estrellas que nosotros no podíamos ver. El rol del líder es descubrir en sus organizaciones dónde están esas estrellas que brillan y que posiblemente nunca le hemos dado la fuerza para que puedan brillar. O quizás dentro de nosotros mismos, cuando estamos viviendo una crisis personal, tenemos cierta fuerza, ciertas estrellas que desconocíamos y que sometidas al extremo, sometidas al límite en ese minuto afloran".

Luego de su extensa presentación, el expositor señaló: "Yo lo que hago es escuchar y concebir una idea (...) quiero decirles que no piensen en mega proyectos –uno tiende por error en pensar en mega proyectos (...) cuando uno piensa en esos 80 mil jóvenes que fueron a las zonas devastadas, bueno ellos fueron la oreja de mucha gente que había sufrido y había perdido todo. Simplemente eso. Escuchar, estar cerca de la gente. La gente no está esperando las mega soluciones".

Por eso agregó, “piensen en proyectos pequeños que se puedan hacer. Ustedes están cerca, tienen la vitalidad, la juventud, las ganas, el entusiasmo, el equipo. Así que échense a correr nomás".
 
Finalizó su intervención con una breve historia: "tal como diría un amigo mío, hagan algo. Hay una metáfora de un gran millonario norteamericano que fue invitado a una importante universidad de su país a dar una charla sobre cómo él había sido tan exitoso. Y él cuenta que todo se lo debe al decano de la Facultad. Podrán imaginarse ustedes que el decano brillaba de orgullo en esos instantes. Él cuenta su historia y dice: sí, cuando era un joven estudiante que estaba en un Centro de Alumnos se organizó un evento en que hablaba el decano y yo estaba en la fila como guardia de honor para recibirlo cuando este entró al aula magna y parece que yo estaba entorpeciendo el paso del decano.

Allí aprendí la gran lección que me dio para la vida: el decano simplemente dijo muévete y eso es lo que he hecho en mi vida: moverme".

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