En el pasado mes de
la solidaridad y luego de haber celebrado la figura del Padre
Hurtado y sensibilizarnos con el intercambio entre los cursos:
*Quisimos abrir nuestras puertas al mundo. Un cristiano aislado es
alguien triste, no podemos encerrarnos en nuestro círculo concreto
de estudios, trabajo, vida social, vida religiosa?
Quisimos ser testigos en el mundo de hoy de Jesús. Quisimos que
nuestra vida refleje lo que pronuncia nuestro corazón. Quisimos
abrirnos a tantas y tantas personas necesitadas de nuestra acción,
de nuestra oración, de nuestra valentía.
Como Champagnat y Hurtado, nos sentimos llamados a
Amar a Jesús y nos preguntamos ¿dónde está Jesús. Y la respuesta
se nos viene enseguida Jesús está especialmente en los necesitados,
en el hambriento, en el desnudo, en el preso
¿Le vemos de verdad
nosotros allí
Necesitamos abrir nuestro corazón al mundo de hoy, transmitir a los
demás que Jesús es para nosotros modelo de seguimiento.
Por eso durante una mañana abrimos nuestras puertas
al mundo y proclamamos el amor de Jesús, compartiendo con dos
familias que habían recibido una mediagua del proyecto Un techo
para Jesús. Con alumnos de quintos básicos partimos entusiasmados y
ellos sin conocer mucho esa realidad, solo sabían que iban a
entregar alimentos a una familia necesitada. Nuestra primera
detención fue con la familia de la Ignacia en el sector de
Sarmiento, ella junto a su
madre y padre enfermos y sus hijos, nos acogió, con
sus brazos abiertos y su cara llena de alegría, luego de conversar
un rato e interiorizarnos de sus preocupaciones, fuimos con el otro
grupo donde Sandra una madre con un esposo cesante, tres hijas y un
nieto, quien al vernos salió al encuentro como quien espera la
llegada de alguien importante, conocimos su hogar en medio de un
potrero, y sus miedos durante los días de lluvia
El regreso fue en silencio, un silencio profundo que
tenía muchas interrogantes
y el silencio se rompió, poco a poco,
los niños fueron comentando sus sentimientos desde el corazón
surgieron iniciativas, reflexiones profundas, resaltaron la
valentía, la fe, las ganas de salir delante de aquellas mujeres
al
llegar al colegio solo dijimos hoy nos encontramos con Jesús
Señor,
Danos un corazón noble, para poder servir mejor.
Danos un corazón fraterno, que nos haga comunicativos y que nos haga
ser solidarios.
Danos un corazón grande, para con nuestros compañeros
y compañeras
leal y atento a todo el mundo
Danos un corazón tierno, especialmente servicial con los pequeños,
humildes y necesitados.
Danos un corazón acogedor, que sea comprensible con las fragilidades
del mundo.
Danos un corazón que no se centre en nosotros mismos, sino en Ti; un
corazón feliz de servirte y servir a nuestros hermanos. Amén
(Colaboración: Rossana Avendaño Araya, sección básica).