El 23 de abril se
celebró "El día del libro y del Derecho de Autor" recordando la
fecha de muerte (1616) de tres grandes de la literatura: Miguel de
Cervantes (español), el Inca Garcilaso de la Vega (peruano) y
William Shakespeare (inglés).
Ese día fue el acuerdo de la 28°
reunión (1995) de la Conferencia General de la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco)
para estimular el gusto por la lectura, fomentar la industria
editorial y la protección de la propiedad intelectual a través del
derecho de autor.
Los primeros libros consistían en planchas de
barro que contenían caracteres o dibujos incididos con un
punzón. Mucho más próximos a los libros actuales eran los rollos
de los egipcios, griegos y romanos, compuestos por largas tiras
de papiro. La longitud de las láminas de papiro era muy
variable. La más larga que se conoce (40,5 metros) se encuentra
en el Museo Británico de Londres. Debido a su fragilidad, gran
parte de la literatura de ese período se ha perdido para
siempre.
El pergamino y algunos materiales derivados de las
pieles secas de animales no presentaron tantos problemas de
conservación como los papiros. Posteriormente, el siglo IV marcó la
culminación de un largo proceso tendiente a sustituir los incómodos
rollos por los códices (latín, libro), predecesor de los actuales
libros. El códice, que en un principio era utilizado por los griegos
y los romanos para registros contables o como libro escolar,
consistía en un cuadernillo de hojas rayadas hechas de madera
cubierta de cera, de modo que se podía escribir sobre él con algo
afilado y borrarlo después, si era necesario.
En la Europa de comienzos de la edad media, eran
los monjes quienes escribían los libros, tanto para otros
religiosos, como para los gobernantes del momento. La mayor
parte de ellos contenían fragmentos de la Biblia, aunque muchos
eran copias de textos de la antigüedad clásica. Los monjes
solían escribir o copiar los libros en amplias salas de los
monasterios denominadas escritorios.
En el siglo XV se dieron dos innovaciones
tecnológicas que revolucionaron la producción de libros en Europa:
una fue el papel; la otra fue los tipos de imprenta móviles de
metal. Se coincide en que fue el alemán Johann Gutenberg quien
inventó la imprenta publicando en 1456 el primer libro importante
realizado con este sistema, la Biblia de Gutenberg. Más tarde, en
1540, la imprenta llegó a América. A partir de la Revolución
Industrial, la producción de libros se fue convirtiendo en un
proceso muy mecanizado hasta llegar al siglo XXI con tiradas a gran
escala, plenos de color y diversos materiales para su confección.
Una efeméride que no pasó por alto en nuestro colegio y que con
diferentes actividades acercó a grandes y pequeños a la fiesta del
libro.
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