El
tiempo de Cuaresma con que nos hemos preparado para
vivir en plenitud esta Semana Santa, nos ha regalado en
esta oportunidad un maravilloso signo de comunión
eclesial que se ha hecho visible en los rostros de niñas
y niños que nos exhortan a no excluirlos de la sociedad.
El clamor de estos 200 mil niños menores de seis años en
grave riesgo social -"¡No nos dejen afuera!"- nos
recuerda algo importante de nuestra misión pastoral.
En la perspectiva nacional que nos sitúa en
camino hacia el Bicentenario, y en el proceso
continental preparatorio para la V Conferencia General
del Episcopado de América Latina y el Caribe, los
destinatarios de esta Cuaresma de Fraternidad son un
signo contundente de la mirada con que nuestra Iglesia
en Chile va reflexionando sobre su ser y su actuar, en
medio de una época de cambios.
La Iglesia no puede ser espectadora
frente a la situación que viven tantos niños en riesgo
social, marginados junto a sus familias. Por eso
nuestra unión a la pasión de Cristo se traduce en una
práctica solidaria permanente, y en este tiempo
particular en un aporte concreto para financiar
proyectos en que las personas y las comunidades
eclesiales se organizan para proteger a estos niños,
como lo enseñó el Señor, y restituirles su dignidad.(
Cristián Contreras Villarroel Obispo Auxiliar de
Santiago de Chile secretario General de la CECH).
En representación de nuestro Instituto los
delegados de pastoral Sofía Navarro (7º Básico A), José
Tomás Docmac (8º BásicoC) y Silvana Ibertti (2º Medio A)
visitaron las dependencias de la Pastoral Diocesana en
la Iglesia de la Merced. Los jóvenes compartieron con la
Sra. Silvia Núñez Rivas que es la encargada de la
Catequesis Zonal de Curicó rural y ciudad, la cual
comentó a los jóvenes el accionar de la catequesis.
También compartieron con la Sra. Isabel González
Secretaria de la Pastoral de Educación.
Quedaron muy contentos con la invitación
del Padre Mauricio Jaque a participar en el comedor que
funciona por el momento entregando 30 colaciones. Allí
conocieron a la Sra. Ana Cerda y Teresa Guerra
encargadas del comedor. Nos dejaron invitados para las
rosquillas en invierno ¡Ahí estaremos!
Bueno ahora nos queda la interrogante: ¿Nos
comprometimos realmente en esta campaña de Cuaresma Si
bien es cierto que la campaña no es una competencia de
quien da más o menos, la cifra de $185.476que fue
nuestro aportenos hace pensar que estamos iniciando
el camino de ser solidarios y comprometidos, pero que
aún falta más.
Revisémonos cada uno de nosotros si realmente vivimos la
Cuaresma de Fraternidad y como miembros de la comunidad
marista seamos partícipes del mensaje: la Iglesia no
puede ser espectadora frente a la situación que viven
tantos niños en riesgo social, marginados junto a sus
familias .