Este jueves 16 de junio fue un día muy
importante para nuestra Comunidad Educativa, se cumplía
un año desde que nuestro querido Hermano Miguel nos
dejó, para ir al encuentro del Padre y María nuestra
Buena Madre, a los cuales entregó toda su vida. Para
conmemorar este día, hicimos un alto en nuestra labor
diaria, se silenciaron las máquinas, los teléfonos, las
aulas, los patios, para poder comunicarnos con él en la
oración de la Misa.
Ya ha pasado un año, y su recuerdo permanece
intacto en la memoria de quienes lo conocimos. Como olvidar esas
de ganas de vivir el día a día, ese caminar silencioso y ligero
por los pasillos del colegio, el esmero y obediencia con que
realizaba su trabajo. Esos días, en que sentado tras el
escritorio, vestido con su delantal blanco, e inmerso en sus
apuntes y recuerdos, hacia viva la historia del Instituto.
El Hermano Miguel de Cos González, era un
hombre sencillo, un poco tímido tal vez, alegre, con un
espíritu de colaboración insuperable y tantas otras
características que hacían del hermano un ser especial.
Agradecemos a Dios por haberme dado la oportunidad de
compartir con él y haber sido parte de su vida.