Rostros somnolientos, otros no tanto. Unos muy conversadores, otros expectantes, un tanto tímidos algunos. Fueron recibidos por sus tutoras en sus nuevas salas. A diferencia de los mayores, aquí no hubo un acto oficial.

La oportunidad era propicia para un recibimiento más íntimo y próximo. Muchas mamás, papás y abuelitas –entre otros- se quedaron acompañando a sus retoños.

Las educadoras de párvulos junto a cada asistente de la educación dieron la bienvenida. Luego del saludo, una breve oración de inicio para encomendar a la Buena Madre el año escolar que iniciaban.

Posteriormente trabajaron realizando dibujos que les auto retrataban, bajo perspectiva de tierna niñez, dibujando junto a ellos a los acompañantes que esa mañana de lunes 2 de marzo les llevaron al Jardín Infantil. Juego lúdico que les otorgó confianza desarrollando sus obras de arte con mucha imaginación.

La actividad involucró activamente a sus padres. Cada apoderado compartió para esa pequeña comunidad que es su curso alguna cualidad de su hijo o hija. Asimismo, los niños mencionaron qué característica les gustaba más de sus padres.

Jornada matinal diferente, más breve. El comienzo de un nuevo año escolar muy familiar. Vículo de apego con su nuevo entorno para los niños del pre kínder. Reencuentro con sus educadoras y amistades para los "más grandes" de kínder. 

La entrega del calendario y la revista anuario del colegio “Encuentro” junto con coloridos globos fueron parte de los recuerdos que se llevaron para la casa los preescolares del semillero Marista de Curicó.