El momento fue una valiosa oportunidad de encuentro de la feligresía Marista con los 92 jóvenes que comenzaban a despedirse de su colegio. En ella estuvo presente el Rector Sr. Andrés Prado, Vice rectora y Secretaria Ejecutiva de Misión, Sra. Marcela Hormazábal; Hermanos de la comunidad Marista de Curicó, directivos de los estamentos colegiales, profesores, padres, apoderados y estudiantes.

Los mensajes entregados en la oportunidad recalcaron el sólido apoyo en los valores que a través del tiempo se inculcaron en el colegio y sus familias. “Esperamos que la vivencia escolar haya marcado a estos jóvenes y construyan una nueva etapa sobre pilares esenciales de nuestra congregación: Jesús y María”, se escuchó decir con énfasis.

CARÁCTER SIMBÓLICO.

Durante la liturgia Eucarística, se depositó sobre el altar una camisa con escritos que evocaron los recuerdos de compañeros, profesores, deportes, artes, voluntariado de quienes se aprestaban a dejar el instituto.

También se dejó a los pies del altar una imagen con las tres violetas maristas. Representaron la “humildad, sencillez y modestia”. Su significado fue agradecer todas las oportunidades para crecer en interioridad desde kínder hasta cuarto medio en diversas experiencias: Tatas, voluntariado, colonias de invierno y verano, Gama, Marcha, construcción de mediaguas, inserción rural y experiencia hospitalaria. Es decir, un gran cúmulo de oportunidades que gradualmente consolidaron la identidad y sello marista de cada estudiante del colegio.

Además del Pan y el Vino en señal de encuentro fraterno se depositaron en el altar las insignias del instituto y que posteriormente fueron entregadas en la ceremonia de Licenciatura. Pequeña presea que simbolizó la identidad que por siempre les unirá en concordancia con los valores que promueve la Congregación.

Un recuerdo fue entregado a cada familia que deja el colegio. Agradecimiento por confiar en la educación que entrega el Instituto San Martín y simbólica despedida al culminar también con sus hijos e hijas esta importante etapa en el colegio.

Finalmente, la Eucaristía tuvo un emotivo cierre con el canto de la “Salve, Oh Reina”, en señal de alabanza y entrega a la “Buena Madre”.