Centenares de personas, apoderados, familiares y amistades de los estudiantes llegó la mañana del viernes 18 de octubre al colegio para unirse a profesores, estudiantes y estamentos en un largo corredor humano acompañando su recorrido por sectores emblemáticos del colegio.

"Y YO SOLO SONREÍ Y NO DIJE NADA. 
La antorcha había sido entregada"

La actividad, con pasajes de honda emotividad para quienes se aprontan a dejar el establecimiento Marista se inició temprano con un encuentro de los padres, apoderados y los jóvenes junto a representantes del ciclo de enseñanza media superior del colegio.

El mensaje que entregó el Hermano José Luis Arranz caló profundo en los presentes. Vozarrón reflexivo que llevó a los convocados en el salón Champagnat a comprender que este es un paso más, un momento más en la experiencia de cada persona, de cada padre, de cada hijo en un devenir casi repetido donde la antorcha de esas experiencias es, poéticamente expresada, entregada una y otra vez.

Sentimiento a flor de piel también en las palabras de agradecimientos de los padres y familiares de los futuros egresados al quehacer de la institución que representa el Instituto San Martín, a las personas que en ella trabajan, a la formación académica que se imparte, a los valores que se promueven en su interior y que a la par cohabitan con experiencias de acogida de la comunidad Marista de Curicó, de comprensión y compañía en momentos de vicisitudes y dificultades de diversa índole que fueron debidamente comprendidos y atendidos.

FLORES Y BUENOS DESEOS.

Finalmente, un extenso pasillo humano guió el andar de los estudiantes de los cuartos medios humanista, matemático y biólogo. Reiterada demostración de cariño, abrazos y recuerdos les condujo por los emblemáticos recintos que fueron parte de sus juveniles vidas.

Pasaron por la enseñanza básica donde los preescolares les esperaban. Al mismo tiempo los escolares de enseñanza básica cantaban a todo pulmón el himno del colegio regalándoles flores. Caminaron por el sector de administración donde sus padres y apoderados les acogieron en fraternales abrazos. Luego su rumbo les llevó a la sección de enseñanza media inicial para ser finalmente recibidos por las Damas Maristas.

Este simbólico recorrido culminó en el patio de enseñanza media superior, cuna de sus últimos dos años de estudios y lugar donde se plasmaron mensajes en un acostumbrado “rayado de camisas”.