La Universidad es la prueba para saber si después de tantas indecisiones, finalmente, uno ha elegido bien la carrera.

 El preuniversitario tiene que seguir su propio camino sabiendo que, como en tantas otras ocasiones anteriores, sabrá salir adelante, poniendo ilusión y empeño para alcanzar la meta que se propone, que no es otra que madurar como persona y estudiar una carrera que le ayude a ser feliz.

 Los años de Universidad pasan más de prisa de lo que parece. Los cursos pasan y uno disfruta con lo que va aprendiendo. Crece la autoestima y uno se siente autosuficiente para saber elegir lo que le conviene siguiendo un criterio de responsabilidad.

 A los egresados de Cuarto Año Medio del Instituto San Martín de Curicó, mi colegio, y a todos los egresados de nuestra ciudad y de la Séptima Región me permito darles las siguientes Recomendaciones:

Nunca descuiden su formación como personas. Piensen que lo profesional se lo pueden ofrecer muchas universidades pero encuentren aquella que les ayude a madurar. Son unas personas únicas e irrepetibles.

Elijan bien sus nuevas amistades. Es un consejo que nuestros padres nos daban de pequeños, pero bien entendido hará que se sientan más integrados.

Tengan claro su objetivo. Observen la meta que quieren alcanzar y no la pierdan de vista: “si quieren ser buenos profesionales”, deberán prepararse para ello.

Piensen que toda decisión que tomen es revocable. Pueden cambiarse de carrera e incluso de Universidad. Afortunadamente hay una gran variedad donde elegir.

No se desanimen, y menos al comenzar el primer año, que es sin duda el más difícil de todos. Si han llegado hasta donde están, es porque valen.

Procuren tomar ritmos de estudio desde el principio. Preparen con bastante anticipación las pruebas y los exámenes. Pongan en práctica esta efectiva norma: Materia pasada, materia estudiada.

Si su Universidad se lo ofrece, utilicen las tutorías académicas para resolver todas las dudas que tengan sobre las asignaturas. Infórmense del horario de atención de cada profesor y acudan a él.

Queridos jóvenes: Sean hombres de esperanza, audaces, creativos para vivir y dar la vida.

Esfuércense por lograr la excelencia, manteniéndose sencillos y comprometidos en construir la fraternidad de los hijos de Dios guiados por María, nuestra Buena Madre.

¡Que el éxito corone sus esfuerzos!