En las vacaciones de invierno pasadas he leído, por segunda vez, el libro de Amado Sáez de Ibarra, titulado: “El arte de amar”. En él ofrece una serie de pequeños gestos de amor, de esos que seguramente no cambian el mundo, pero que, por un lado, lo hacen más vivido y, por otro, estiran el corazón de quien lo hace.

Siguiendo el ejemplo del autor, Amado Sáez, ofreceré aquí a los amigos lectores una lista de 24 pequeñas maneras de amar:

1. Aprenderse los nombres de las personas que trabajan con nosotros o de
las que nos cruzamos en el ascensor y tratarles luego por su nombre.
2. Estudiar los gustos ajenos y tratar de complacerles.
3. Pensar, por principio, bien de todo el mundo.
4. Tener la costumbre de hacer el bien, sobre todo a las que no se lo merecen teóricamente.
5. Sonreír. Sonreír a todas horas. Con ganas o sin ellas.
6. Multiplicar el saludo, incluso a los semiconocidos.
7. Visitar a los enfermos, sobre todo si son crónicos.
8. Prestar libros aunque te pierdan alguno. Devolverlos tú.
9. Hacer favores y concederlos antes que terminen de pedirlos.
10. Olvidar las ofensas. Y sonreír especialmente a los ofensores.
11. Aguantar a los pesados. No poner cara de vinagre escuchándolos.
12. Tratar con los antipáticos. Conversar con los sordos sin ponerte nervioso.
13. Contestar, si te es posible, todas las cartas.
14. Entretener a los niños pequeños. No pensar que con ellos pierdes el tiempo.
15. Animar a los ancianos. Destacar todo lo positivo que encuentres en ellos.
16. Recordar las fechas de los santos y cumpleaños de los conocidos y amigos.
17. Hacer regalos muy pequeños, que demuestren el cariño pero no crean obligación de ser compensados con otro regalo.
18. Acudir puntualmente a las citas, aunque tengas que esperar tú.
19. Contarle a la gente las cosas buenas que alguien ha dicho de ellos.
20. Dar buenas noticias.
21. No contradecir por sistema a todos los que hablan con nosotros.
22. Exponer nuestras razones, pero sin tratar de aplastar.
23. Mandar con tono suave. No gritar nunca.
24. Corregir de modo que se note que te duele hacerlo.

La lista podría ser interminable y los ejemplos infinitos. Más de alguno me dirá que son minucias. Pero con muchos millones de pequeñas minucias como éstas el mundo se haría más habitable.

En Contacto Marista de
Diario La Prensa (21/8/2016)