Mientras el descanso escolar del período de invierno se hacía realidad para centenares de estudiantes, un puñado de jóvenes maristas del Instituto San Martín dedicó una semana de ese tiempo para trasladarse hasta Sagrada Familia,comuna y ciudad del secano costero ubicada al poniente de Curicó.

Para los sacrofamilienses o costinos– esos son sus gentilicios- la visita de los estudiantes del ISM causó una grata impresión porque estuvieron día y noche durante siete días, oportunidad en que organizaron actividades, trabajaron arduamente, dialogaron y fueron los atentos oídos que escucharon y acogieron con mano amiga a sus pares infanto juveniles.

GESTA, Fundación Marista por la Solidaridad.

GESTA fue fundada el año 1997 como parte de la Congregación de los Hermanos Maristas.Es una organización sin fines de lucro cuya dedicación exclusiva es educar en Solidaridad a niños, niñas y jóvenes, mediante distintos programas orientados a cumplir dicho propósito. Con tales fines promueve el trabajo voluntario, la recreación y las intervenciones psicosociales, herramientas características su acción en diversos entornos vulnerables.

La Fundación nació con la iniciativa de ex – alumnos egresados de colegios Maristas que, apoyados por Hermanos de la Congregación, decidieron aceptar la invitación de JUNAEB, que consistía en crear una ONG ejecutora de campamentos recreativos y otros programas socio – recreativos propuestos por esta entidad gubernamental.

Gestos que perduran.

Catalina Astete, estudiante de cuarto medio confidenció a este medio que se trató “de un trabajo que, además de ser muy cansador, fue muy satisfactorio.” Luego prosiguió señalando que “quizás los niños no tienen necesidades de bienes materiales, pero les falta mucho amor.”

Catalina agregó que uno de los fines del trabajo realizado este año fue garantizar los derechos de las niñas y niños: “Usted me escucha y en mi casa no lo hacen. Yo acá puedo hacer cosas que en mi casa no puedo hacer”, recordó la joven voluntaria al destacar el comentario recurrentemente emitido por los niños y adolescentes atendidos. “Como que uno –indicó- se encariña y empatiza con ellos.”

Por su parte, otra estudiante de cuarto medio, Andrea Flores, se explayó indicando que estuvieron en la escuela Monseñor Enrique Cornejo ubicada en el centro de Sagrada Familia mientras otros voluntarios estuvieron en la localidad de Lo Valdivia, Peteroa y los Quillayes. “Atendimos a niños y niñas cuyas edades fluctuaban entre los 15 y 17 años”. Manifestó que previamente a la realización de este trabajo hubo una intensa preparación a través de los “Talleres Permanentes” que se efectuaron los días sábados durante el primer semestre. Luego, en terreno –agregó Andrea- “estuvimos durante una semana fuera de nuestras casas. Cada noche revisábamos el programa de trabajo para el día siguiente. También hacíamos el aseo”, entre otras tareas domésticas según confidenció a este entrevistador.

Los niños y jóvenes costinos también tenían la posibilidad de organizar sus actividades del día siguiente: “Ellos también tenían opinión y eso lo valoraban plenamente. Les gustaba mucho la actividad grupal llamada “el semáforo” donde indicaban usando códigos de colores lo que les gustó o lo que les gustaría hacer”, señaló  la alumna de cuarto medio, Constanza Suazo.

La jornada se extendía “de 9 de la mañana a 5 de la tarde con diferentes dinámicas que seguían al desayuno que aportó la JUNAEB” permaneciendo todo el tiempo en el lugar “porque había que cumplir con los diferentes servicios, limpiar el patio, asear y organizar las tareas” de manera muy eficiente, nos compartió Constanza.

Nuestras entrevistadas de cuarto medio declararon coincidentemente que la experiencia les marcó positivamente a todas siendo “un gran desafío”, según expresó Constanza Suazo. “Estuve en Lo Valdivia con los mayores; nos llevamos bien y compartieron sus vivencias con nosotras de manera franca, muy directa.”

Destacaron el trato respetuoso que se da entre todos donde el “Usted, los saludos cordiales o la tía” eran parte del lenguaje y actitudes cotidianas de todos los involucrados en este trabajo impulsado por GESTA.

“Había tenido la oportunidad de realizar con anterioridad esta experiencia; a pesar de lo hecho aún me marca el cariño que se entrega, los pequeños gestos, regalitos y recuerdos que nos donaron”, dijo Catalina Astete.

“Estuve con los más chiquititos que no saben ni siquiera escribir aún, pero que te regalan todo su cariño expresado en múltiples formas o dibujos” nos refirió Andrea Flores.

Jóvenes de esta organización solidaria tuvieron un rol protagónico durante la ceremonia de inicio del segundo semestre realizada recientemente y su trabajo fue también altamente reconocido y destacado por el rector del ISM, Jaime Inostroza Marín.

Un hermoso gesto de GESTA que se tradujo en la acción concreta de un pequeño grupo de estudiantes del Instituto San Martín que, acompañados por monitores y coordinadores de la Fundación Marista por la Solidaridad, humanizaron en fraterna tarea a un conjunto de personas que sólo requerían que alguien estuviese junto a ellos.

Te invitamos a unirte a esta agrupación: tú puedes ser la oreja y oídos de alguien que quiere decirte algo.

Fotografía:
Prof. Francisco Contreras y voluntaria GESTA, Srta.Catalina Astete.