Según indicó a este medio, el sicólogo escolar y coordinador de orientación, Cristóbal Lathrop Chavarría , la “actividad constó de dos presentaciones hechas hacia fines del mes de junio: la primera, realizada un día lunes, dirigida a los alumnos de 3º y 4º medio y la segunda, se realizó posteriormente un día jueves, dirigida a los alumnos de 1º y 2º medio.”

Las charlas informativas fueron entregadas por Fernando Bravo, Abogado y Juez de Familia de Curicó y ex alumno del instituto y por Salgari Melo, Jefe de la Brigada de delitos sexuales a menores los que de manera muy didáctica aproximaron el lenguaje frío y lejano de la jurisprudencia y del ámbito policial a una audiencia que muy atenta siguió el planteamiento de los profesionales relatores.

Cristóbal Lathrop indicó a este medio informativo que “los objetivos del ciclo han sido el prevenir conductas de riesgo en nuestros adolescentes, abordando temáticas como la responsabilidad penal juvenil dentro del contexto educativo, la que afecta a nuestros alumnos desde los 14 años; también la promoción las buenas conductas en el manejo y acceso a las redes sociales.”

Si bien hay varias normativas legales (Código Civil, de Procedimiento Penal, Ley de Tribunales de Familia (N° 19.968), entre otros) relacionadas con el tema del matonaje o violencia escolar y aristas asociadas, una de las que incide, hoy en día en mayor grado en los jóvenes y en el mundo estudiantil, es la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente, Ley No 20.084. Punto central de la Ley, que fue en cierta medida una respuesta al progresivo aumento de la participación de adolescentes en delitos de menor y mayor envergadura, es que juventud no es igual a impunidad.

Por eso, junto con debutar una justicia especializada en adolescentes -con procedimientos, fiscales y defensores propios- para garantizar su protección y derechos, la ley determinó que los jóvenes son responsables penalmente desde los 14 años, suprimiéndose además el antiguo trámite del discernimiento, mediante el cual un juez dictaminaba si el joven de 16 a 18 años era o no consciente del mal provocado.

Otro de los aspectos abordados tuvo relación con las redes sociales, de amplio y fácil acceso para los jóvenes y que sin embargo les transforma en personas altamente expuestas a individuos que adulteran sus identidades con propósitos de abusar de sus juveniles víctimas, tanto hombres como mujeres.

Al respecto es bueno señalar que los expertos sugieren que la edad mínima para acceder a este tipo de instancia debiera ser alrededor de los 14 años y ante la necesidad de acceder a una red social en edad más temprana, debe ser necesariamente a través del consentimiento de los padres. En nuestro país, la edad media de inicio en la telefonía móvil, por ejemplo, es entre los 10 y los 12 años aproximadamente por lo que se sugiere no contratar servicios de internet para dispositivos móviles limitando el acceso sólo a través de los computadores del hogar.

Es necesario estimular en niños y adolescente el valor que tiene la comunicación directa por encima de la comunicación mediada por objetos tecnológicos tratando, en lo posible, retrasar al máximo el acceso a redes sociales u otros. Es necesaria una supervisión más directa y concreta por parte de los padres y apoderados sobre los sitios en los que se navega o se suben o descargan aplicaciones o software no apropiado para niños o niñas.

Se destacó que algunos adolescentes tienen dificultades para diferenciar el contenido público del privado porque no se es consciente para evitar exponerse o verse expuestos a situaciones que pueden generar altos niveles de estrés y daños importantes en la visión de sí mismos, con serios riesgos para su salud propia salud sicológica.


Texto y fotografía: Profesor Francisco Contreras
(Fuentes varias)