Responsabilidad en el ámbito escolar, es sinónimo de compromiso
El inicio del Año Escolar es una buena ocasión para tomarse la vida con responsabilidad. Esta es tarea y compromiso para todos los implicados en el ambiente escolar: profesores, alumnos y padres.
Para los educadores el nuevo curso debe convertirse en una maravillosa y arriesgada aventura, acompañando a sus alumnos en su proceso de maduración personal. Hay que terminar con el profesor convertido en puro, a veces duro, instructor. La educación tiene que ser integral. El educador debe ofrecer cauces de participación, opinión y responsabilidad a sus alumnos.
A los alumnos les corresponde tomar conciencia de que el estudio no es un castigo que los padres y la sociedad imponen a los niños y jóvenes, sino que es algo necesario y fundamental en su formación como personas.
Los alumnos no son elementos pasivos de la educación, sino que ellos deben tener voz y voto en la construcción de su aprendizaje y en su formación, humana y cristiana.
Las familias tienen que asumir su papel de “primeros educadores” y colaborar con el colegio, “segundo educador”, para hacer una educación complementaria y unificada.
Responsabilidad en el ámbito escolar, es sinónimo de compromiso, porque la responsabilidad nace y está motivada por el deseo de realizar un proyecto en el que el colegio y la familia, son un punto clave para conocer la realidad del mundo actual, para transformarlo y hacerlo más humano y más cristiano.
Desde este punto de vista el estudio cobra todo su sentido: “no estudio por estudiar, no hago clase porque me pagan, no llevo a mis hijos al colegio para ocupar el tiempo, soy consciente que con el estudio, mi formación, mi forma de hacer clase, de relacionarme con mis alumnos y mis preocupaciones por los hijos, todos, incluida la sociedad, mañana seamos mejores”.
Con cariño, deseo a los educadores de mi colegio, de nuestra ciudad de Curicó y de la Séptima Región, un año escolar muy fecundo y exitoso.
Asuman con amor y generosidad el Ministerio de la Educación.
Recuerden lo que decía San Marcelino Champagnat, Fundador de los Hermanos Maristas:
“Para educar a los niños, hay que amarles”.
Fotos: Profesor Francisco Contreras Robles.