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Sísifo y la felicidad
Por
Francisco Contreras R.
Publicado:
25 Enero 2015
Leido 581 veces
Sísifo condenado a rodar una gran roca hasta la cima de la montaña, una y otra vez.
"Si se quiere ser feliz hay que aprender a serlo aquí y ahora; con lo que se tiene y con lo que se es."
En la mitología griega Sísifo fue fundador y rey de Éfira (Corinto). Dotado de gran astucia y naturaleza muy contradictoria (impulsor del comercio marítimo, también tacaño, mentiroso y recurrente de medios ilícitos para hacer fortuna) tuvo un carácter rebelde que quedó testimoniado en la obra de Homero, La Odisea, cuando en su postrer momento, rehusó a la muerte hasta que fue llevado allí por Hermes.

Sísifo, castigado por los dioses, vive su averno ad aeternum condenado a rodar una gran roca hasta la cima de la montaña, una y otra vez.

Esta breve semblanza de nuestro personaje nos plantea la pregunta ¿hay felicidad en una vida así? Tal parece que sí. Según Sergio Peña y Lillo, en su obra "El Temor y la Felicidad", el propósito final no es el alcanzar una meta, ni un premio, ni un estado diferente al que se tiene. Por el contrario, se trata de alcanzar un estado de aceptación de lo que es uno mismo, con sus fortalezas y debilidades "con sus luces y sombras, con sus dones y límites."

Esta faceta es particularmente trascendente en la sociedad de este siglo XXI. Común es ver a hombres y mujeres, en aparente narcolepsia, movilizados en las búsqueda de lo externo, lo superficial y lo desechable y cuyo resultado más evidente se traduce en depresiones, pérdida de sentido, en infelicidad.

Aristóteles (384a.C.-322a.C.) empleaba dos conceptos: poiesis y praxis. La primera, era la actividad al servicio de un objetivo como el arte o la técnica; mientras que la segunda era la actividad cuyo fin está en si misma. De esta manera, este filósofo señalaba que la felicidad era una praxis permanente donde el hombre ha de poner todo su esfuerzo en ella.

La felicidad humana radica en desarrollar el arte de la autenticidad, de recorrer el camino del autoconocimiento y la realización personal. Se señala que no se puede ser feliz si esos pasos esenciales de la vida y experiencia humana no son recorridos y reconocidos porque en su descubrimiento está el sentido de lo que llamamos "vocación".

Todo cuanto Ud. y yo hagamos, mi querido lector (trabajo, oficio, actividad creadora, etc.) tendrá un sabor diferente si lo disfrutamos.

Lo contrario, nos puede llevar a arrastrar una pesada cadena que nos esclaviza y atormenta.

Tal parece que Sísifo -terriblemente condenado a vivir las penas del infierno al hacer rodar su roca por esa empinada montaña- nos hace entrever que esa constante lucha por llegar a la cima sí puede llenar el interior más recóndito e íntimo del hombre y que sí puede haber felicidad en ese acto.


Texto: Profesor Francisco Contreras Robles
(Teacher)


"Vi de igual modo a Sísifo, el cual padecía duros trabajos empujando con entrambas manos una enorme piedra. Forcejeaba con los pies y las manos e iba conduciendo la piedra hacia la cumbre de un monte; pero cuando ya le faltaba poco para doblarla, una fuerza poderosa derrocaba la insolente piedra, que caía rodando a la llanura. Tornaba entonces a empujarla, haciendo fuerza, y el sudor le corría de los miembros y el polvo se levantaba sobre su cabeza"

(Canto XI "Descenso a los Infiernos". N°593.La Odisea, Homero)



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