Esto es más notorio aún en quienes asisten a la universidad.
La concentración y la memoria se encuentran interrelacionadas: el sujeto no retiene la información, precisamente, porque no se concentra en el material que debe aprender.
Esto es un signo de que algo anda mal. De hecho, tener problemas para concentrarse y memorizar es un síntoma de depresión o estrés. Son problemas superables.

Quines son incapaces de concentrarse en clases, en un texto, en un ejercicio matemático, generalmente están preocupados de otra cosa. Su mente está en problemas personales, familiares o sentimentales.
La ayuda terapéutica se dirige a mejorar la "focalización", a través de una serie de ejercicios.
Por ejemplo, se le pide que lea pasajes de un libro, en voz alta, o que resuelva problemas matemáticos simples.
Esto ya permite corregir la creencia, distorsionada, de que él es incapaz de concentrarse en cualquier cosa.
Luego, se ejecutan otras tareas, pidiéndole al paciente que "mida" el tiempo en que logró concentrarse.
Así, paulatinamente, ese "tiempo de concentración" va en aumento.
Lo fundamental es que esto se logra poco a poco, no de una sola vez.
Hay una técnica muy útil que se llama "L.P.L.R2".
Parece una fórmula complicada, pero en realidad sólo significa Lea. Pregunte. Lea.Repita. Revise.

Se realiza así:
Primero la persona lee los títulos y subtítulos del material que quiere aprender. (Da una visión general).
Después, hace preguntas específicas acerca del material que va a memorizar. (Ayuda a "focalizar" su atención.)
Enseguida, lee nuevamente el material, prestando interés a las ideas generales.
El paso siguiente es repetir  el texto, en voz alta, sin mirar el libro o cuaderno.
Y la última etapa es  revisar todo el material.

Los hábitos de estudio "se aprenden". Y se fijan de una manera bastante simple, con el llamado control del estímulo.
Veamos: es indudable que la cocina y el comedor "estimulan" nuestran conductas para comer. La cama, o el sofá, ponen en acción nuestras conductas para dormir. De la misma forma podemos conseguir que un ambiente determinado nos induzca a estudiar.
Para ello, debemos dejar un lugar preciso para estudiar y aprender. Un espacio que nos ayude.

Hay instrucciones muy simples:

1. Estudiar siempre en la misma parte. En un lugar silencioso, tranquilo, bien iluminado, grato.
2. Cuando se estudia, se debe dedicar toda la atención a esa actividad. No escuchar música, ni prender el televisor, ni comer.
3. Es conveniente descansar y recompensarse regularmente. Por ejemplo, cada media hora hacer un "alto" para realizar una actividad agradable, de corta duración: telefonear a un amigo, comerse una fruta.
Todas estas técnicas son muy efectivas. Basta ponerlas en práctica.

Autor: Alfredo Ruiz (sicólogo clínico).
Artículo compilado por Prof.Francisco Contreras.