La palabra <strong>“innovación”</strong> está de moda y en estos momentos se cotiza al alza, no solamente en los mercados empresariales, sino también en los medios educativos y sociales.<br />
<strong>Parece que si no nos innovamos no somos nadie en el mundo actual.</strong><br />
Podemos definir la innovación como un estado de ánimo que se genera a través de la combinación de dos actividades: por un lado, poner en marcha un proceso de generación y aprovechamiento de ideas y, por otro, actuar sobre las personas creando el clima propicio para que esas ideas se conviertan en acción.
Me voy a permitir centrarme en lo que yo considero más importante: las personas. Innovar es cambiar, y para cambiar es preciso activar a las personas.
Hay dos situaciones por las cuales nos activamos y nos ponemos en marcha rápidamente: la primera es por escapar de aquello que nos genera angustia y la segunda es por llegar a un estado de mayor felicidad.
Si a cualquiera de los lectores les hago un planteamiento terrorífico que les erice el pelo, estoy seguro que a partir de ahí, es fácil activarles con el fin que se alejen de todo lo que produce terror.
Esta es una dinámica utilizada a menudo para conseguir que se haga algo: imaginémonos que estamos colgados de los pies sobre una olla de aceite hirviendo, pintados de rojo y con dos cuernos a los lados de la frente… y en esa situación se nos plantea la siguiente cuestión: “Decidme cinco ideas para innovar en el aula o suelto la cuerda” ¿A quién no se le ocurriría un montón de ideas?
Personalmente, soy más partidario de la segunda alternativa. Podemos conseguir mover a las personas fomentando la participación, implicándoles en los retos de las organizaciones, haciéndoles ver y sentir que las ideas de todos están siendo tenidas en cuenta.
¿Qué ocurriría si planteáramos a nuestras compañeras y compañeros el siguiente reto: que puede hacer nuestra Institución o nosotros como compañeros de trabajo para que las personas sean mas felices?
Esta es mi respuesta: expresar desde la modestia nuestras opiniones, practicar la humildad valorando las opiniones de los demás y, por último, actuar con sencillez para poder trabajar todos generando nuevas ideas.