Por ejemplo:

Sé reservado, oculta tus sentimientos. No debes molestar a los demás contándoles lo que sientes.

Quejarse con demasiada frecuencia de los problemas personales puede ser inadecuado. Sin embargo, también lo es encubrir constantemente las propias vulnerabilidades. Adultos y adolescentes necesitan dar a conocer tristezas, temores y otros sentimientos. Esto no implica debilidad, sino valentía. Mejora la comunicación con los demás y estrecha los vínculos afectivos.

Exígete al máximo. Procura ser el mejor.

Tratar de ser siempre el primero es una conducta tan indeseable y destructiva como rendirse frente al más pequeño de los obstáculos. Hay que exigirse, no importa la edad, pero es necesario aceptar las propias limitaciones. El esfuerzo excesivo por destacar acaba con nuestra energía y tiempo, los que se aprovecharían mejor dedicándonos a la familia, recreación o así mismo.

Sé autosuficiente. No dependas de otros.

Aunque la dependencia exagerada resulta malsana, en muchas ocasiones requerimos de ayuda. Ningún ser humano, por más adulto que sea, es una isla; todos necesitan del apoyo e incentivo de los demás. Lo más factible, entonces, es dar a conocer estos deseos directamente y a la persona indicada, sin intermediarios ni temiendo que otros se enteren de nuestros problemas.

Sé lógico. Usa tu cabeza y no te dejes llevar por sentimientos irracionales.

El ser humano piensa pero también tiene sentimientos. Muchas veces las personas, basándose en ellos, se dan cuenta de lo felices, satisfechos o realizados que están.
Cuando se duda de las propias emociones y se cree que éstas son reacciones exageradas ante determinadas situaciones, lo correcto es no reprimirlas sino trabajarlas. El método más saludable y productivo es tratar de modificar las ideas y pensamientos que impulsan al individuo a tener tales respuestas.

Sé duro. No demuestres tu afecto a los demás.

Si bien las grandes demostraciones de ternura frente a los otros resultan inadecuadas, también es poco sano y anormal no ser capaz de expresar lo que verdaderamente se siente por los otros. Si se logra que las personas queridas, como pololos o amigos, sientan el amor que se les tiene, las relaciones serán mucho más estrechas y gratificantes.


Por: Anamaría Abud (sicóloga clínica)
Compilación: Prof.Francisco Contreras (@teachercon3ras)