En día tan significativo para nosotros, deseo entregar a todos los integrantes de la Familia Marista Curicana, especialmente a los educadores y alumnos del Instituto San Martín este sencillo mensaje desprendido del gran mensaje que nos entregara Marcelino Champagnat.

Según el sentir de este Guía de niños y jóvenes, la educación marista, en un mundo de soledad como el nuestro, debe hacer sentir a todos, educadores y educandos, la necesidad de un Ser Supremo y ansia de descubrir a Dios no como un ser lejano y aparentemente muy ajeno a nuestro quehacer, sino próximo y deseoso de entrar en nosotros con el único propósito de ayudarnos.

La educación que ofrece la Congregación Marista y que desea San Marcelino se dé, es aquella que acerca a Dios, que lleve a dialogar a los niños y a los jóvenes con Cristo, porque de manera especial y decisiva, están en trance de formación.

Desde este punto de vista de formación, los alumnos están en un período especialmente importante, rico y decisivo que no pueden despreciar.

El mensaje de San Marcelino tiene una actualidad permanente porque exige a todos a estar atentos a los signos de los tiempos, que no es otra cosa que, tener el valor de mirar la realidad cara a cara, en lo que tiene de positivo y en lo que tiene de negativo para poder ser realmente feliz en el mundo de hoy. Podemos serlo en la medida que cada cual sea capaz de aceptar las exigencias que plantea nuestra propia humanidad, nuestra dignidad de hombre y las que nos plantea Dios.

Nos realizamos solamente en la medida en que sepamos imponernos esas exigencias nacidas del orden moral. En caso contrario nos alejaremos de Dios, “todos tristes”, como el joven del Evangelio.

Estimados educadores y alumnos: Os pido que recordéis estos dos pensamientos:

• El primero es que el cristianismo no se puede aprender como una lección de numerosos capítulos, sino que hay que enlazarlos siempre con una persona, con una persona viviente: con JESUCRISTO. Se puede de diversos modos y en diversas medidas, hacer de Él la “regla” de la propia vida.
• El segundo es que los jóvenes alumnos tienen ya la posibilidad de promover la paz y la justicia. Esa supone, en los jóvenes, actitudes precisas de acierto al enjuiciar la verdad sobre ellos y, sobre los otros; un deseo de justicia basado en el respeto a los demás, a sus diferencias, a sus derechos importantes, así es como se prepara un clima de fraternidad para el mañana cuando tengan responsabilidades en la sociedad. Si queremos un mundo nuevo y fraternal, necesitamos hombres nuevos con la limpieza del corazón y de la mente. Como maristas “estamos llamados a construir el rostro mariano de la Iglesia”.

Juntos demos gracia a Dios, por medio de María, “nuestra Buena Madre”, por todo el bien, que a través de la educación, ha realizado nuestro querido Instituto San Martín en sus 100 años de vida.

Por tal motivo, invito a todos los integrantes de la Familia Marista a participar en la EUCARISTIA DE ACCIÓN DE GRACIAS que tendrá lugar, el domingo 10 de junio a las 10,00 horas, en el gimnasio del colegio.

SAN MARCELINO CHAMPAGNAT: Ruega por nosotros y por nuestras familias.