El jueves, 10 de mayo, celebramos con mucha alegría y amor el DÍA DE LA MADRE. Ese día me correspondió animar la oración en un curso de E. Básica. Oramos con mucho fervor por nuestras mamás y dialogamos sobre la misión que cumplen en la familia y en el colegio.

Los alumnos me hicieron muchas preguntas y la que más me agradó fue la siguiente: Hermano Ángel, ¿qué es para usted la madre?. Me encantó la pregunta y respondí a corazón abierto, lo siguiente:

La madre lo es todo, a la vez: sagrada y terrena, piedra y estrella, aurora y ocaso, enigma y sangre, campana y silencio, milicia y ternura… ella es como la tierra fértil, siempre dando nacimiento y siempre sepultando muertos, perpetuando incansablemente la vida a través de generaciones inmortales.

La mujer, para ser madre y al ser madre, renuncia y pierde su personalidad, y se sumerge en forma anónima, en la corriente de las generaciones.

La madre no tiene identidad personal: es simplemente la señora de Martínez, la mamá de Juanito. Es esencialmente, entrega. Pertenece a alguien. No posee, es propiedad.

Todo el heroismo de la vida de la madre transcurre en profunda sencillez. Sufre y calla. Llora ocultamente. De noche, vela. De día, trabaja.

Ella es el candelabro, los hijos son la luz. Da la vida como la tierra: silenciosamente. Ahí está la raíz de su grandeza y belleza.

El corazón de una madre, estimados lectores, no es chiquito ni está partido: sino que es inmenso, está entero, lo cuida bien, lo guarda con esmero y lo entrega completamente en una donación total de gratitud.

Para ti mamá que peinas cabellos plateados por los años, para ti mamá que te sientes sola porque ya partió el amor de tu vida, para ti joven mamá que esperas un nuevo hijo, estos versos llenos de gratitud y cariño:

¡Gracias, Madre!
Por la intensidad de vivir,
Por la belleza de sufrir,
Por el encanto de escuchar,
Por el milagro de mirar.

Por ser así, como eres tú,
¡Gracias, Madre!
Con alegría, saludo con afecto a todas las mamás de este bello y acogedor país, de nuestra querida ciudad, y les deseo MUCHAS FELICIDADES.

Saludemos a la Buena Madre, María, y pidámosle bendiga a todas las mamás del mundo.