Conocer sus historias - atisbos de sus vidas - junto a nosotros, y que finalizó a fines del año pasado cuando se acogieron a jubilación es tarea de estos artículos que hoy comenzamos con:

Olga Aliaga.

Olguita, relató a este medio que ingreso a trabajar para los Hermanos Maristas el año 1974 cumpliendo 38 años de servicio para el ISM:"Tiempos en que los hermanos jugaban fútbol y se arremangaban la sotana".

Recordó que en ese entonces era rector de este colegio el Hermano Eusebio Morán (a quien nuevamente pudo ver en el encuentro de clausura del centenario de la presencia marista en Chile). Recuerda con cariño aún el momento cuando un día sábado al medio día tocan el timbre de su casa y ella – con su juvenil cabello hasta la cintura y usando mini- recibe a una persona que se identificó señalando: "…soy hermano marista y ando en busca de la Olguita que es profesora y yo quiero que se vaya a trabajar al colegio."

Así comenzó a recordar su llegada al instituto marista en Curicó, rememorando también que ella como ex alumna del colegio Inmaculada Concepción (Hoy colegio Santo Tomás) siempre había tenido cercanía con las actividades del ISM porque las estudiantes junto a las religiosas realizaban retiros en el San Martín.

Su memoria trae hasta este presente a ex formadores que la educaron como el matrimonio Plana Perillán (historia y matemática respectivamente) quienes fueron fuente de información del Hermano Eusebio para ubicar en el colegio Inmaculada a una persona que fuera un "un siete" para trabajar con los Hermanos de Curicó.

Para esta educadora que se formó en la Universidad Católica de Valparaíso, recién titulada y que siempre estuvo en un único trabajo y en un único ciclo (el de básica) formado a miles de niños y niñas su experiencia la relata, más que una anécdota, sino que como un hermoso episodio en su vida personal y profesional que jamás imaginó se extendería por casi cuatro lustros.

"Yo a este colegio le debo todo, porque mi formación estuvo realmente aquí. Cuando se sale de la universidad lo haces con un cúmulo de conocimientos (y muchos de ellos son teóricos); sin embargo la realidad es otra. Yo debo reconocer que hubo muchas personas que fueron mis maestros formadores, en especial recuerdo al Profesor Nelson Cabrera porque me acogió desde el primer día que llegué y siempre me guió", indicó. Gratos recuerdos hacia otras profesoras de "esos lejanos años" como Silvia París, Victoria Rosales y Nancy López, entre otros. Una época en que había muy pocos profesores laicos en el ISM. También manifestó, a la hora de los balances, el sentir que siempre hubo gran lealtad hacia la institución marista, hacia los Hermanos y los profesores que conoció en el desarrollo de su trabajo sumando también su rectitud de vida, su humildad y la práctica de la acogida dirigida a sus colegas que llegaron con posterioridad.

Por último dijo vivir "sentimientos encontrados por cuanto todo lo que realizas durante toda una vida cambia, pero por otro lado, la satisfacción de cuidar a mi madre (Filomena o "Menita" Aliaga quien está con un Alzheimer muy avanzado), acompañarla y estar con ella me produce gran satisfacción. Dejar el colegio cuesta, es difícil dejar a los niños y aún no he proyectado qué voy a hacer. Las cosas se irán dando, tal como salimos adelante cuando la noche del terremoto se nos cayó nuestra casa. En todo hay un antes y un después", concluyó.



Fotografía: Francisco Contreras
Twitter: @teachercon3ras