Después de un
prolongado silencio, saludo con cariño a mis amigos lectores y les
deseo, de corazón, ¡FELICES FIESTAS PATRIAS!.
Juntos, demos gracias a Dios en este año del BICENTENARIO, por
habernos dado un lindo CHILE LIBRE, democrático y solidario, que
entre todos debemos reconstruir. CHILE, Patria querida querida
Patria te doy mi vida te doy mis ansias Si aun puedo luchar yo
lucharé por ti. Si aun puedo sentir te ofrezco el corazón. El más
profundo amor para sanar así nuestras heridas.
Para lograr el CHILE que todos deseamos debemos CRECER. Uno crece
cuando no hay vacío de esperanza, ni debilitamiento de voluntad,
ni pérdida de la fe. Uno crece cuando acepta la realidad y tiene
aplomo de vivirla. Uno crece asimilando lo que deja por detrás,
construyendo lo que tiene por delante y proyectando lo que puede ser
el porvenir.
Crece cuando se supera, se valora, y sabe dar frutos.
Uno crece cuando abre camino dejando huellas,
asimila las experiencias ¡Y siembra raíces! Uno crece cuando enfrenta el invierno aunque pierda las
hojas. Recoge las flores aunque tengan espinas y marca camino aunque
se levante el polvo. Uno crece ayudando a sus semejantes, conociéndose así mismo y
dándole a la vida más de lo que recibe.
Uno crece cuando se planta para no retroceder,
cuando se defiende como águila para no dejar de volar, cuando se
clava como ancla y se ilumina como estrellas. Entonces entonces es,
cuando Uno Crece. Uno crece cuando se entrega de corazón a los propósitos de
Dios. Uno crece cuando deja que el Señor le acompañe a lo largo de
la vida.