La Navidad es tiempo
para amar, soñar, compartir, realizar nuestros deseos e ilusiones.
Con cuanta alegría esperamos ese día para estar
juntos con la familia, los amigos y demás seres queridos con quienes
discutimos lo bueno y lo malo, lo dulce y lo amargo, lo fácil y lo
difícil que pasamos durante un año más que se va.
Cada quien de alguna manera colaboró para mejorar
parte de su ambiente y de su calidad de vida. La Navidad es un
espacio vital para el ser humano, ya que en estas fechas nuestro
lado sensible cobra fuerza en nuestro interior y nos hace buscar la
paz espiritual. Nos nacen momentos de ternura, momentos de querer
abrazar, de besar, de dar, de querer recibir, de abrir un regalo y
poder compartir ese momento de emoción con la persona amada.
La Navidad es reconciliación, es perdón, es decirle
al hermano, al amigo, al compañero, al novio, al vecino, al marido,
a la esposa que como humano fallé, pedirle perdón y ofrecerle: Hoy
quiero ser mejor, comenzar por vencer mi orgullo, valorarme y
valorarte a ti. Dar un abrazo no cuesta nada, en cambio eleva
nuestra autoestima y además nos une, aleja el rencor y nos permite
disfrutar de la magia de un cálido momento navideño que cumplió su
función de unirnos y de volver a empezar.La
Navidad es solidaridad, lleva consigo un acto humanitario, oportuno,
el de poder llevarles a nuestros hermanos enfermos, a los
discapacitados, desahuciados, a aquellos quienes llevan una muerte
en vida y con quienes la vida no ha sido amable un poco de aliento,
afecto, esperanza, motivación para luchar por vivir y de
esa manera conocer juntos el verdadero sentido de la
Navidad.La Navidad es estar en paz con
Dios, es poder decirle gracias; gracias por otro año, por otra
Navidad; por la unidad, la humildad, por su fortaleza durante este
año de lucha que concluye. Gracias por hacer de esta Navidad la
mejor y más especial. Gracias por seguir amándonos, por el
entusiasmo de continuar la carrera de la vida, y de empezar otro
nuevo año. (Anónimo)