Cansados quizá de
vivir muchas cuaresmas, es hora de hacer una nueva revisión profunda
de nosotros mismos y de nuestra relación con Dios para darle la
hondura y la sinceridad vital que requiere algo tan importante como
la fe, la esperanza y el amor.
La Cuaresma es tiempo de oración, penitencia y limosna. Todo suena a
invitación, a reflexión, a conversión, a resurrección. Un poco de
ceniza en la frente y unas gotas de perfume en el corazón
Nos invaden las ganas de quemarnos en la batalla, gastarnos en
esfuerzos, echar mano de las riquezas
sin tener momentos para el
silencio, la escucha, la oración, la Palabra, y dar tiempo al plan
de Dios.
Podemos encontrar desiertos camino del trabajo, unos momentos de
silencio sentados en casa, llegando antes a la iglesia, esperando un
bus
Se trata sólo¡sólo! de dejarse seducir por el espíritu de
Jesús.
LIMOSNA: Una preocupación exquisita por las necesidades del
prójimo, del próximo, porque es mi hermano o hermana, hijos del
mismo Padre.
PENITENCIA: Ponerme en la piel, en los zapatos, de tantos que
hacen penitencia forzosa cada día, y revisar las actitudes
injustas hacia los demás.
LA ORACIÓN: Diálogo frecuente con Dios como necesidad vital
de mi existencia.
Escucha atenta de su Palabra, que me manifiesta
su querer. No puedo poner en lugar de Dios la inmediatez, el
poder, el dinero, la fama.
Un desierto
en mi vida
Una vez más, Señor, me invitas al desierto.
Tú que conoces mi corazón sabes el miedo que me da el silencio,
sabes también el miedo que me da encontrarme sin nada que me
distraiga y tener que encontrarme
conmigo mismo.
Me da miedo el desierto, Señor. Pero te pido, a pesar de todo,
que me conduzca a él tu Espíritu.
Y, una vez en desierto, vacía mi corazón de cosas
y ruidos, y crea en él un espacio fecundo de silencio y de
libertad: llénalo con tu Palabra y sácialo con tu Pan.
Cercanos a la Semana Santa, les invito a que reserven en su
agenda el 10 de abril, día VIERNES SANTO, cuatro horas de
la mañana (de 09:00 a 13,00 Hrs.) para participar en el Retiro
Espiritual que tendrá lugar, como todos los años, en el
Instituto San Martín de Curicó. Tendrán oportunidad de
encontrarse consigo mismo y con Jesús Crucificado en el silencio
del momento de desierto. Pueden venir con otros
miembros adultos de su familia o amigos.