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Comunicación Diaria Con Los Hijos
Por
Instituto San Martín .
Publicado:
29 Abril 2008
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Mi reflexión de hoy va dirigida, especialmente a los padres de familia, primeros educadores de sus hijos. No es lo mismo oír que escuchar. Y tampoco es lo mismo echar sermones o dictar sentencias que ponerte en lugar de tu hijo y captar cómo se siente.


• La comunicación se produce en cada momento del día, aunque no seamos consecuentes; pero tiene que haber un tiempo singular en que el hijo exprese los sucesos y los sentimientos, y los padres no sólo los conozcan sino que los entiendan y los hagan suyos.
• Es un acto que exige tiempo y dedicación exclusiva; cuando el niño es pequeño, no vemos la televisión o repasamos las cuentas del banco mientras le bañamos. Pues aún más exclusiva es la dedicación a comunicarse cada día.
• No se trata de enterarnos simplemente de en qué ha ocupado el día en el colegio. Tenemos que profundizar en cuáles son sus emociones, sus sentimientos, qué le produce satisfacción y qué le preocupa. • Cada hijo es un mundo y está construyendo su mundo; la escucha tiene que ser individual; y también las actuaciones, los consejos, la relación con sus tutores.
• Sin dogmatismos, pero también sin complejos, tenemos que acabar estableciendo criterios y normas después de haberles escuchado. No hay peor ayuda a un niño que colocarle en un mundo de nieblas y que carezca de referencias. • En esto, como en todo, el ejemplo es la mejor herramienta. Si los padres se comunican entre ellos con franqueza y confianza, sus hijos tendrán con ellos franqueza y confianza.
• Conocer a los hijos es la tarea más fascinante y difícil que los padres deben acometer. Las pautas que, desde su nacimiento les marque el entorno familiar serán definitivas en su desarrollo y en la interiorización de los valores que regirán sus vidas.
• Ser padre o madre no es cosa fácil. Los hijos no vienen al mundo con libro de instrucciones. Tampoco hay “recetas mágicas” que indiquen las pautas que seguir o cómo han de resolverse determinados problemas y conflictos.
• Ejercer la función de padres, con unas mínimas garantías de éxito, exige mucha atención y, sobre todo, mucha dedicación. *

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